I
Hoy, la luna brilla más de lo habitual.
Yo, recorro las calles, sin ninguna farola a mi paso.
Sólo la luz que sale de ella.
Y ya no sé si voy borracho, o si es ella la que me embriaga.
Ya no distingo lo que está vivo de lo que no.
Lo que está roto, de lo que no.
Hoy, la luna brilla más de lo habitual, y también hace frío.
Se cala entre mis dedos,
cuando intento escribir en estos papeles.
Estos papeles que acaban haciéndome creer,
lo irreal que es lo real.
Lo lejos que la luna está de mi,
lo que ven tus ojos,
lo que ven los míos.
II
Labios puros,
deseos que no se desvanecen con el tiempo.
Pensamientos a flor de piel,
en un cuerpo desnudo,
bajo la inmensidad del universo.
Bajo un manto de agua que me cubre entero,
dejando pasar cada gota por todos los sitios, por cada imperfección...
Siento que me derrito,
mientras te imagino,
con los ojos cerrados.
Y de mis cenizas,
aparece un nuevo cuerpo,
en el que también estás tu.
Pensamientos a flor de piel,
en un cuerpo desnudo...
Deseoso de sentir el tuyo
tan cerca...
El agua se torna más fría,
me siento muerto.
III
Susurran las olas.
Su cuerpo tumbado se mece,con el vaivén del viento.
Ojos en el horizonte.
Vista de todo y de la nada.
Del infinito azul, arriba y abajo.
Frío que cala entre los agujeros de las rocas.
No en nosotros.
IV
Sentir algo.
Sentir un suspiro, una mano cerca.
Algo que me haga recordar que sigo vivo.
No quiero recuerdos vividos, quiero algún presente que valga la pena.
Me gustaría dejar de escribir palabras que, a medida que van pasando, se van rompiendo.
Me gustaría conocer algo nuevo. Necesito salir de este espacio, que me ahoga.
Sentir algo.
Leer otras palabras.
Ver otro ojos.
Encontrar interesante algo,sentir algo.
V
Todas las palabras que escribo están rotas,
y llueve,
pero nadie a mi alrededor lo ve.
VI
Hoy la noche se ha quedado fría, y ya no sé si soy yo o el tiempo.
Si son las ganas de que se pare este, y tener todo el del mundo para conocernos.
Si es el querer tocar la luna con la mano.
Si son las ganas de encontrar otro lugar.
Si son las ganas de encontrarte, o las de irme y que me encuentres.
Hoy la noche se ha quedado fría,
y no encuentro cobijo en ningún lado.
Ya no sé si son las ganas de encontrarte, o son las ganas de que me encuentres.
VII
Rompo hojas de papel, intentando escribirte.
Intento ordenar mi cabeza por un momento, y pensar que es lo correcto.
Todo es tan negro, todo es tan frío...
Se me agarrotan los dedos, y se rompen como la escarcha de mi ventana,
en este invierno que fue tan largo y pesado...
En este invierno donde ni la aguja, era capaz de bailar al ritmo de la música.
En este invierno, donde cualquier sitio por el que caminaba, se hacía ceniza.
En este invierno que quema.

Camino descalzo, para sentir las hojas arrugarse,
donde el silencio y el vacío se hace inmenso.
Y oigo resquebrajarse las plantas de mis pies.
Que no soportan más el peso que me empuja hacia abajo...
Donde al final, todo acaba.
Donde los colores se desaturan.
Donde mis ojos, se cierran poco a poco.
Donde el último escalofrío, te hizo suspirar allá donde estuvieses.
VIII
Como una flor helada,
marchita,
que sobrevivió al invierno.
OSLO
El viento sopla,
a través del agujero de mi pecho.
Aún puedo oír cantar,
algún pájaro madrugador,
que despierta cuando para mi,
todo acaba.
Y ahora recorro de mano de la nada,
aquella calle,
donde solías regar aquella vieja rosa,
que nunca florecía.
Donde el interés por todo,
pareció desvanecerse...
Por aquella esquina,
donde vi tu cabello.
que marchaba con el vaivén del viento.

El pecho me aprieta.
No estoy hecho para el dolor.
Me digo que tengo que acostumbrarme,
a la vida difícil.
Al aferrarme a recuerdos,
que nunca jamás serán más que eso.
Solo recuerdos.
El frío de Oslo siempre me recordará a ti.
IX
Las sombras te atrapan,te desvaneces,poco a poco desapareces de este mundo,
y siguen sin darse cuenta.
X
Susurran la solas.
Su cuerpo tumbado se mece,
con el vaivén del viento.
Ojos en el horizonte.
Vista de todo y de nada.
Del infinito azul,
arriba y abajo
Frío que cala entre los agujeros de las rocas.
No en nosotros.
Cálidos brazos que me rodean.
XI
Hoy el día es gris,
largo,
intenso.
Dentro de mis ojos puede verse melancolía,
el sentimiento de echar de menos algo,
con una intensidad sobrehumana...
El frío asoma por las cortinas del comedor,
las nubes lo ciegan todo.

Ella invade cada rincón de mi pensamiento, por muy oscuro que esté, siempre hay un rallo de luz que me guía...
Ella, su mirada,
tan brillante...
Quiero huir lejos,odio esta sensación de no tener nada de mi parte...
Una lágrima recorre mi mejilla,
cierro los ojos y noto su aliento,
acariciando este rostro ya muerto.
Sentía su calor
tan
cerca.
XII
Cada vez se oscurece más... Veo pasar todas las luces del día por delante de mis ojos. Mañana, y ya pienso en el sol, reflejado en el marrón de tus ojos.
Brillantes se tornan los míos por un momento, al recordarte de nuevo. Al volver a mirar las palabras, y ver que ninguna nueva ha aparecido. Lentamente pasan las
horas...Tarde, el naranjo color de la tarde noche se posa de nuevo en el cielo. Sigo tumbado en el sofá, sin hacer nada. Otro día más... Silencioso, escuchando alguna
canción, viendo alguna foto, imaginando algo,
imaginándote.
Se me hace eterno el estar esperando algo que no llegará, pero lo deseo con todas mis fuerzas.
De nuevo, la oscuridad se apodera de las calles, no hay ningún rincón alguno que se libre.
Otra noche, sentado, mirando fijamente a la pantalla del ordenador, y dejándome llevar, poso mis manos sobre el teclado.
Von Ziegler suena.


Las lágrimas no deben salir, me repito.
Y lo consigo, almenos hasta que acabo de escribir,
y entonces me doy cuenta de que ha pasado otro largo día,
y tú sigues ahí,
sin estar aquí.

XII
Le agarré de la mano. Era tarde y hacía frío, pero no importaba mientras estuviese contigo. Llevábamos horas caminando,
sin darnos cuenta de que de un momento a otro, el cielo pasó de azul a negro. De todas formas, ¿cuándo nos había importado eso?
Mientras seguíamos dando pasos sin rumbo alguno, y ella dejaba salir palabras de su boca mientras sonreía, yo no podía hacer otra cosa que mirarla... Sí, la miraba, y por mucho que quisiera no podía dejar de hacerlo. Es una mirada que confunde, que atrapa. Que te hace querer abrazarla, tanto... Quererla como jamás antes habías hecho.
Llegamos a un sitio desconocido para nosotros, y nos tumbamos a mirar el cielo.
Entre risas y caricias, señalábamos las estrellas.
Las horas seguían pasando, pero eso era lo de menos.
Unos matan el tiempo fumando, otros bebiendo,
otros metiéndose mierda, y yo...
Yo siempre preferí el conjunto, con ella.
XII
Suave brisa, que acaricia mi
bello en una noche cálida.
Oscuro manto que se cierne sobre mi, donde sólo me acompaña la luz de una vela, una botella y la ilusión de escribir.
La ilusión de escribirte.
Todo se torna gélido, incluso mi piel.
Que cada vez se eriza más y más, si te pienso.
Se mezclan pensamientos, con mi interior, y todo acaba derramado en una hoja, que emana sentimiento.
Sentimiento que dejo salir desde
lo más profundo de mi.

Sentimiento que,
solamente quiere liberarse de mi,
para estrechar vínculos contigo.
En este momento, sobran ruidos, sobra mundo
faltas tú.
Una pequeña ráfaga de aire apaga la llama que me iluminaba,
todo se desvanece.
vidas
XIII
Ahora, que miro a través del cristal,
y alrededor de nuestra luna
ya no veo la oscuridad que me cegaba...
Ahora, que a mi paso las flores,
recuperan poco a poco su color,
y el olor a tierra mojada después de la lluvia se antoja agradable...
Ahora, que los suspiros son de verdad.
Ahora, que vuelvo a sentir el latido en mi pecho.
Es ahora, cuando siento que empiezo a vivir.
Es ahora, cuando ha aparecido la escalera necesaria para dejar atrás mi propia luna, y la oscuridad de su alrededor.
La escalera necesaria, para subir arriba, y ver la verdadera luna, que brilla.

XIV
La escarcha, empieza a posarse sobre las hojas, secas.
Me siento frágil, ante el abismo que puede haber después del final del camino.
Donde más allá, mis ojos no logran ver.
Agarro tu mano, con suma delicadeza, mientras caminamos.
Y el calor que emanas, me hace sentir a salvo.
Una luz, aparece enfrente mío.
Y de repente, el vacío al que tenía medio, ese vacío donde temía caer, ha desparecido.
Ahora, logro ver más allá.
Y agacho mi cabeza, viendo como no dejas ir mi mano.
Y me siento protegido.
El tiempo se ralentiza, cierro los ojos y salgo de mi cuerpo.
Nos veo sonreír como niños pequeños, disfrutando de un soleado día de campo.
Echamos a correr, como no habíamos hecho nunca.
Por primera vez, en mucho tiempo, fui capaz de ver la verdadera felicidad.
Estaba ahí, delante de mí.
Estaba ahí, contigo.
Y me invadía por dentro;
Y sonreía...
Abrí los ojos, todo era real.
Las hojas se movían.
Los arboles parecían hablarnos.
Tú seguías ahí, agarrándome de la mano.
Tus ojos brillaban tanto, que deslumbraban
todo aquello por donde pasábamos.
El cielo negro, recuperó su color;
yo recuperé la vida.
XV
A veces siento que pendo de un hilo.
Creo recordar historias pasadas, que hacen que mi cabeza
vuelva a asomarse a ese pozo oscuro, que no tiene fin una vez estás abajo.
Incluso a veces, me imagino el camino tan fácil hacia allí.... A veces, yo mismo
pondría la escalera para bajar, y perderme. Perderme en mi mismo, y sumergirme
en la espiral de dolor donde puedo ser yo. Es una espiral jodida, una espiral
que mueve mierda a montones. Que mueve sangre. Que mueve dolor. Que mueve malos pensamientos e imágenes grotescas. A veces siento que pendo de un hilo.
Que no mejoré. Que dentro de mi siempre hubo ese temor a todo.
El miedo a volver a caer. El miedo de sentir que el dolor es la única salida,
y la única manera donde me siento lo suficientemente agusto para no morir.
Quizá estoy hecho para el dolor. Quizá las lágrimas dan mi vida.
Quizá las noches en vela son mi mejor manera de descansar.
Quizá los pensamientos oscuros son lo mejor que pueda albergar en mi memoria.
Quizá, quizá, quizá... A veces siento que el hilo se rompió.
Que simplemente estoy en un continuo movimiento hacia abajo.
En una imagen oscura. En una realidad alternativa donde solo soy
una masa insuficiente e innecesaria que sobre un fondo blanco cae
en picado hacia ningún lugar. A veces todo me supera. Quizá vivo con eso.
Quizá vivo por debajo de la tierra que todo el mundo pisa.
Quizá no existo, quizá no soy nada.
Quizá hoy, la canción más triste, es la más alegre.